Los Simpson usa la fórmula de la comedia de situación o sitcom. Se centra en las aventuras de una familia media estadounidense. Sin embargo, dado su carácter de animación, el ámbito es mayor que el de una comedia de situación común. La ciudad de Springfield actúa como un universo completo que permite a los personajes enfrentarse a los problemas de la sociedad moderna. El tener a Homer trabajando en una central nuclear permite comentar el estado del medio ambiente. Seguir los años de Bart y Lisa por la Escuela Primaria de Springfield permite a los guionistas de la serie ilustrar asuntos controvertidos sobre el tema de la educación. La ciudad posee además un amplio número emisoras de televisión que permite a los realizadores hacer chistes sobre sí mismos y el mundo del entretenimiento.
Algunos comentaristas han notado que la serie es política en su naturaleza y susceptible de un sesgo de izquierdas. Al Jean admitió en una entrevista que «Nosotros [la serie] somos de inclinación liberal».80 Los guionistas a menudo evidencian su inclinación por ideas progresistas, aunque hacen chistes con todo el espectro político.81 La serie a menudo presenta gobiernos y grandes empresas como entidades insensibles dispuestas a aprovecharse del trabajador medio. Por tanto, los guionistas frecuentemente presentan a las figuras de la autoridad con una luz oscura y desfavorable. En Los Simpson, los políticos son corruptos, los ministros eclesiásticos como Reverend Lovejoy se muestran indiferentes hacia los feligreses y los policías locales son unos incompetentes.
La religión es otro de los temas principales; en tiempos de crisis la familia frecuentemente vuelve sus ojos a Dios, y la serie se ha ocupado de la mayoría de las religiones mayoritarias (como el cristianismo, judaísmo o hinduismo, entre otras).

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